ࡱ> TVS dEbjbjVV 4J<<(    8A<}$ #|||"""""""$1%'b#9|||||#?#|"|":,ȝZu j "U#0#.5(jF5(5(!|||||||##|||#||||5(||||||||| : Sntesis de los comentarios y reflexiones a propsito del artculo Feminizando la economa: metforas, estrategias y poltica. Autoras: JENNY CAMERON, J.K. GIBSON-GRAHAM. Estimadas compaeras, Una vez ms va nuestro agradecimiento por haberse dado tiempo para leer, reflexionar y escribir. Creo que nos toca poco a poco ir encontrndole sentido, desde nuestro quehacer, a los escritos que hemos estado revisando en estos das. Ciertamente, como dice Gabi Mertz, este segundo no es de fcil lectura, est escrito en un estilo un tanto complicado, an en la versin original en ingls pero quisimos incluirlo porque creemos que va un paso ms all del artculo anterior en cuanto que se acerca a nombrar, comprender y ubicar dnde estn experiencias que para nosotras son ms cercanas. Desde mi punto de vista y teniendo esto presente, me parece que la primera parte de su anlisis es una discusin ya abordada por Prez Orozco respecto a su crtica de dnde radican las limitaciones de otros enfoques de economa feminista y bsicamente sealan que ni las estrategias de agregar y tomar en cuenta (medicin, cuantificacin de todo lo que se produce en la economa domstica y de cuidado) ni el anlisis de la completud (por tener una visin dualista, esencialista, binaria) entre las dos esferas de la economa, ayudan a construir un proyecto de transformacin feminista del anlisis y del funcionamiento de la economa. Es pertinente aclarar que ninguna de la autoras es economista, ellas son gegrafas y se asumen como feministas, lo que no les impide hacer una lectura muy crtica de los lmites y posibilidades que tienen las autoras que analizan y del que ustedes se percatan, como lo menciona Carlos Gida respecto a cmo se cae en visiones esencialistas de las mujeres, algo que, por otro lado, no es privativo de algunos abordajes feministas. Y es a propsito de estas estrategias Herlinda pregunta cules podran ser las consecuencias sociales, polticas y culturales de generar indicadores y medidas de la esfera del cuidado, mantenimiento del hogar, desarrollo comunitario y voluntario?, ms que el costo poltico, creo que habra que pensarse el costo humano y tico de esta medida. Creo que aqu vale la pena diferenciar en la pregunta las consecuencias de la medicin y las consecuencias de que esa sea la realidad en la que vivimos. Si Herlinda se refiere a lo primero, creo que la clave est en comprender para qu queremos que se haga la medicin para desmitificar la separacin entre trabajo pagado-no pagado?, para analizar cmo la economa del cuidado aporta, contribuye, sostiene a la llamada economa de mercado?, para un anlisis no binario, no dualista de lo econmico-lo social?, para reivindicar la necesidad de que las polticas pblicas que busquen balancear ese desequilibrio entre lo que aportamos las mujeres a la economa toda y sus beneficios? Nuevamente quiero aqu invocar lo que plantea Prez Orozco respecto a este ltimo tema: "una vez establezcamos un pacto colectivo sobre las condiciones de vida dignas que deben ser socialmente garantizadas, la discusin versa sobre cmo hacerlo y, en concreto, qu peso y lugar corresponde a diversos escenarios econmicos y agentes sociales: el estado, la comunidad, las empresas y los hogares...desde el feminismo hay aportaciones especficas que realizar: la imprescindible reduccin del peso de los hogares y la democratizacin de los mismos; y la limitacin del margen de accin de la lgica de acumulacin capitalista" (Prez Orozco, 2010. Pensando el desarrollo desde el feminismo: miradas de ida y vuelta en tiempos de globalizacin neoliberal). Respecto a las medidas concretas a lo que conduzca lo anterior, est mucho por escribirse. Y en este mismo sentido, Herlinda hace la siguiente observacin: "Siento y propongo, que debemos ser juiciosas y hacer seguimiento sistemtico de estas polticas, con el objeto de analizar con profundidad, qu consecuencias trae para las sociedad, la cuantificacin de las actividades histricamente feminizadas, es decir, el reconociendo el valor monetario, en trminos poltico, tico y humano?, y otro elemento, que subrayo, es considerar especficamente la posicin de las mujeres en la construccin de este clculo". Ella nos comparte el punto de vista por ella recogido de un grupo de mujeres con quienes le toc coincidir en una situacin: en alguna ocasin, compartiendo un seminario sobre economa del cuidado, en la mesa de las madres comunitarias, que son aquellas mujeres que se han dedicado a cuidar los nios y nias antes de ingresar al sistema escolar formal, en los barrios y localidades de la ciudad de Bogot, en algunos cosas apoyados por el Instituto de Bienestar Familiar, se desarroll la pregunta del valor monetario del cuidado, y ellas, diferenciaban el cuidado de los otros que no son su ncleo familiar, y los suyos, que son su familia nuclear o compuesta. Esta diferenciacin la realizaban, para decir, que ellas no estaban dispuesta a recibir un pago por cuidar a su padre, abuela, madre, hijos etc.. Esta distincin que hacen las mujeres nos seala una vez ms que no se trata slo de cuantificar, ni siquiera encontrar las equivalencias en valor monetario del trabajo de cuidado que hacemos las mujeres, sino dar cabida a otro tipo de valoraciones y los significados diversos que pueda tener, de acuerdo a sus experiencias, expectativas de futuro y arreglos familiares o nicamente se trata, como Cameron/Gibson-Graham plantean, "de reconocer la creatividad, productividad, fortaleza y solidaridad de esa otra mitad de la economa que no ha sido tradicionalmente observada o tomada en cuenta" (p. 8) o como reflexiona Cecilia Fernndez en los comentarios a la primera lectura cuando se pregunta cul debera ser el lugar del trabajo en esta perspectiva?, Quizs de lo que se trata es de poner en el centro de la discusin, la concepcin misma de trabajo, la finalidad del trabajo, remunerado o no, y el lugar de la economa y el mercado para la humanidad. La segunda parte del documento, Deconstruyendo la economa, contiene ideas muy sugerentes que ya han sido recogidas en los comentarios que ustedes han compartido: esta estrategia, dice Herlinda, "abarca el reconocimiento en trminos situados de las economas alternativas como un complejo de mltiples posibilidades de intercambio y dar, que debe permitir un futuro ms sensato, equitativo, con un equilibrio de gnero y una conciencia ecolgica (1995, p.9). Hazel Henderson. De igual manera, retoman tambin a Brandt que propone abrir la economa a una multiplicidad de ejes de diferenciacin que incluyen una variedad de estilos de toma de decisiones, formas de propiedad y organizacin, y nfasis en las ganancias u otros valores bsicos, y al hacerlo proporciona una imagen de un panorama econmico diverso, compuesto de todo tipo de empresas capitalistas y no capitalistas. Es sumamente interesante leer en esa estrategia de deconstruccin que sugieren las autoras, que uno de sus objetivos principales es derribar las fronteras de las clasificaciones con que tradicionalmente hemos visto la economa capitalista y lo que en algunos sectores se le llama economa social y solidaria pues estos esquemas, dicen ellas vuelve difcil "imaginar que la produccin basada en el mercado pudiera contener caractersticas valiosas y que el sector de cooperacin social podra, por ejemplo, producir relaciones de desigualdad", o como bien retoma Gabi Mertz, "no se puede juzgar de antemano la bondad o la maldad de una u otra, pero por ser alternativo no necesariamente excluyen prcticas explotadoras, discriminatorias o excluyentes". Creo que este es un punto nodal al que valdra la pena volver para profundizar en nuestro anlisis. Desde otro punto de vista y con un acercamiento antropolgico Magdalena Villarreal sugiere que "para subvertir los guiones de gnero, es necesario identificar las voces disonantes y transgresoras, aun dentro de lo que identificamos como el sistema capitalista mismo". Y sigue "oculto bajo lo que se ha dado en llamar un discurso dominante, hay una simplificacin de series completas de procesos y negociaciones, las cuales, cuando son observadas cuidadosamente, revelan las vulnerabilidades del poder. El desenmascarar tales vulnerabilidades es parte del proceso de desnaturalizar el poder y socavar las prcticas que lo sostienen" (p. 34). Y as como tratan de desestructurar nuestros marcos de anlisis y categorizaciones de la economa, hacen lo mismo con lo que solemos decir o asociar a cualidades o atributos femeninos y masculinos para proponernos que "en todas las actividades econmicas en el espectro podramos promover la valoracin y el fortalecimiento de cualidades tradicionalmente codificadas como femeninas como la crianza, la cooperacin, el compartir, el dar, el preocuparse por los dems, la atencin a la naturaleza, etctera, al igual que las cualidades tradicionalmente codificadas como masculinas como la independencia, la experimentacin, el liderazgo y el gusto por la aventura. Estamos especialmente comprometidas a fortalecer la viabilidad de actividades no capitalistas en las que la plusvala social es producida comunalmente y distribuida sobre una base de principios ticos a fines decididos colectivamente a partir de sus fines. Lo que nos interesa es fomentar una economa en la cual la interdependencia de todos los que producen, apropian, distribuyen y consumen en la sociedad es reconocida y se puede construir a partir de ella. Quisiera concluir esta sntesis con las ideas y preguntas que enva Gabi Mertz: En una sociedad hay o puede haber opciones muy diversas para realizar actividades productivas-reproductivas de bienes y servicios. La pregunta es, qu es necesario para que existan estas opciones o que estas opciones se desarrollen? Adems de determinantes especficos a cada contexto, se pueden deducir condiciones  universales ?, ejemplo: libertad, oportunidad, creatividad, respeto, reconocimiento, aceptacin, innovacin, derechos, responsabilidad, etc. Percibo en la propuesta la presencia de  produC]~7   IJ~o`THB*OJQJphhuGOJQJhEh>OJQJhuG6OJQJ]mH sH "huGh>5OJQJ]mH sH "huGhuG5OJQJ]mH sH huG56OJQJ]mH sH %huGh>56OJQJ]mH sH huGh>5OJQJhuGhuG5OJQJ  ?@HI $da$gd}w $da$gdEd7$8$H$gduG$d7$8$H$a$gduG  # K ! 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Cada uno tiene opciones, ambos deciden, y de estas exigencias, etc. surgen otras-nuevas opciones. Seguimos, Un abrazo a cada una Lourdes Angulo S.     2D E!E"EUEVEWEYEZE\E]E_E`EcEdE˵~z~z~z~zh6jh6U1hEhB*OJPJQJmH nH ph***sH tH +hB*OJPJQJmH nH ph***sH tH +h-0HB*OJPJQJmH nH ph***sH tH 1hEh-0HB*OJPJQJmH nH ph***sH tH 1hEh-0HB*OJPJQJmH nH ph***sH tH UcEdE!$ d-DM ^`a$gd)21h:p)/ =!n"n#n$n% j 666666666vvvvvvvvv666666>6666666666666666666666666666666666666666666666666hH6666666666666666666666666666666666666666666666666666666666666666662 0@P`p2( 0@P`p 0@P`p 0@P`p 0@P`p 0@P`p 0@P`p8XV~ OJPJQJ_HmH nH sH tH J`J >Normal dCJ_HaJmH $sH $tH NA`N Fuente de prrafo predeter.RiR 0 Tabla normal4 l4a ,k , 0 Sin lista N N > Sin espaciadoCJ_HaJmH $sH $tH HH > Prrafo de lista ^m$^^ -0H ecxmsonormal dD CJOJPJQJaJmH sH tH BU!B 1NI0 Hipervnculo7>*S*Y(phfH2H [j0Texto nota pieCJaJmH sH @A@ [j0Texto nota pie CartH B&QB [j0Ref. de nota al pieH*PK![Content_Types].xmlj0Eжr(΢Iw},-j4 wP-t#bΙ{UTU^hd}㨫)*1P' ^W0)T9<l#$yi};~@(Hu* Dנz/0ǰ $ X3aZ,D0j~3߶b~i>3\`?/[G\!-Rk.sԻ..a濭?PK!֧6 _rels/.relsj0 }Q%v/C/}(h"O = C?hv=Ʌ%[xp{۵_Pѣ<1H0ORBdJE4b$q_6LR7`0̞O,En7Lib/SeеPK!kytheme/theme/themeManager.xml M @}w7c(EbˮCAǠҟ7՛K Y, e.|,H,lxɴIsQ}#Ր ֵ+!,^$j=GW)E+& 8PK!&lTRtheme/theme/theme1.xmlYMoE#F{oc'vGuرHF[xw;jf7q7J\ʯ AxgfwIFPA}H1^3tH6r=2%@3'M 5BNe tYI?C K/^|Kx=#bjmo>]F,"BFVzn^3`ե̳_wr%:ϻ[k.eNVi2],S_sjcs7f W+Ն7`g ȘJj|l(KD-ʵ dXiJ؇kZov[fDNc@M!͐,a'4Y_wp >*D8i&X\,Wxҕ=6.^ۄ Z *lJ~auԙՍj9 !bM@-U8kp0vbp!971 bn w*byx$پ,@\7R(=Q,)'KQk5qpq Qz,!_ Y4[an}`B-,#U,ђMpE`35XYd״?%1U9إ;R>QD DcNU'&LGpm^9+ugVh^n<*u7ƝSdJ9gn V.rF^*Ѕ҈}-p !:P5gyڧ!# B-;Y=ۻ,K12URWV9$l{=An;sVAP9zszH'[`ۇ@PbW<{ˆ1W+m_SsncY̕([ @}`g >V?4hf6՗t#M&ʺ6'B gks:\qN-^3;k ] =Y42&0GN|tI&MI`=DCPK! ѐ'theme/theme/_rels/themeManager.xml.relsM 0wooӺ&݈Э5 6?$Q ,.aic21h:qm@RN;d`o7gK(M&$R(.1r'JЊT8V"AȻHu}|$b{P8g/]QAsم(#L[PK-![Content_Types].xmlPK-!֧6 +_rels/.relsPK-!kytheme/theme/themeManager.xmlPK-!&lTRtheme/theme/theme1.xmlPK-! ѐ' theme/theme/_rels/themeManager.xml.relsPK] )J   #(2dE #-cEdE!$8@0(  B S  ?fn6 > PXej?CDI%%%%(((((()))) )(((((()))) )0$*f tVP ^`OJQJo(^`OJQJ^Jo(o p^p`OJQJo( @ ^@ `OJQJo(^`OJQJ^Jo(o ^`OJQJo( ^`OJQJo(^`OJQJ^Jo(o P^P`OJQJo(^`CJOJQJo(^`CJOJQJo(pp^p`CJOJQJo(@ @ ^@ `CJOJQJo(^`CJOJQJo(^`CJOJQJo(^`CJOJQJo(^`CJOJQJo(PP^P`CJOJQJo(0f  $ $ $ $ $ $ $ $ $NZQBUPEz{w2hw{T] S :1 \aN@0k>.@{<1 OSw21 $xNbOS?cW"{Rw|]mNC%oP2]UP!?hwpJO$KN]m$7F`#k^:W"\a_O#0k=t%OffJ&kKQH(v-6]S*,F$KcA+Ez +1  ,U,]>.dm"o11 oP2?cW[A4!?v-6%7X7Eri!9FIF#k^:[ >X$KWy@]S*ilvBW"QBfJ&NCgFIF,F$!J=r6Ka ZiAN1 $xNo'jkKQ)ZQfQ}@T] SR~T1 H>V_O#[ >XH>V)Z[A4a Zb7F`QZ]`1 p!c1 OfWy@g1[~Eriv)rwo'j ,lmU,2WmH(dmcA+=r2WmrLs1 v)rw=t%ouOz1 "{!9w|lmfQ}!J1[~ZpJOilvB|<1 52+Lx h>8&'202#5=s9?q@#@A_BEuG-0H1NIkSVOZ{[cb'ehh}wez|6 r [j|)2Wd6|3T_{/UT1P \((@(( ((4%&')@.0@UnknownG*Ax Times New Roman5Symbol3. *Cx Arial7.@ Calibri?= *Cx Courier New;WingdingsA BCambria Math"q7FEM"IM"Iann0(( 3QHX $P>2!xxLourdes AnguloLourdes Angulo  Oh+'0h  $ 0 <HPX`Lourdes Angulo Normal.dotmLourdes Angulo5Microsoft Office Word@wc@@EXuM"՜.+,0 hp|  I(  Ttulo  !"#$%'()*+,-/0123456789:;<=>?@ABDEFGHIJLMNOPQRURoot Entry F`:ZuWData &1Table.I(WordDocument4JSummaryInformation(CDocumentSummaryInformation8KCompObj}  F+Documento de Microsoft Office Word 97-2003 MSWordDocWord.Document.89q